No hace mucho tiempo el mundo conoció de la existencia de una tribu de indígenas de la que no se tenía registro alguno. Por una linda y extraña casualidad un fotógrafo la descubrió y la registró en fotos, maravillando a todo el mundo. Ahora, otro fotógrafo convivió 12 días con otra tribu indígena, la cual vive como tal, ellos consiguen su alimento y no tienen tecnología.
Es realmente increíble, porque no hay restaurantes de comida rápida o supermercados en las selvas tropicales y es precisamente allí donde ellos viven. En medio de la tupida selva del este de Ecuador, se encuentran los Huaorani.
El fotógrafo británico Pete Oxford, estuvo conviviendo con ellos y ha compartido su experiencia junto a fotografías geniales. Oxford comentó que los indígenas Huaorani son personas del bosque altamente en sintonía con su entorno. «Muchos son totalmente aculturados desde la década de 1950, cuando estuvieron allí los misioneros «, relató Pete. Sin embargo, «hoy en día se enfrentan a un cambio radical de su cultura, debido a la proximidad de la exploración de petróleo en su territorio«.
La carne de mono es un elemento básico de su dieta, que también incluye cerdos y tucanes así como plantas y hierbas. Son excelentes cazadores, y usan tanto cerbatanas como lanzas. De hecho, los son capaces de escalar en los árboles, de la misma forma que los monos, y pueden pasar horas colgando de las ramas, vigilando sus presas para luego emboscarlos.
Hay menos de 4.000 personas en la tribu Huaorani , quienes a causa de la genética y de su habitual práctica de trepar en los árboles, les ha llevado a desarrollar pies muy planos, y muchos de ellos tienen seis dedos.
Los Huaorani viven no muy lejos del Río Napo, que eventualmente fluye hacia el poderoso río Amazonas en el vecino Perú.
Los Huaorani, que a veces se conocen como Waorani o Waos, son una tribu amerindia nativa cuya lengua no tiene relación alguna con otro tipo de lengua, ni siquiera el quechua, que es ampliamente hablado en Ecuador.
El Sr. Oxford dijo: «el mundo ha presenciado una disminución masiva de las culturas del mundo y del conocimiento indígena. Todos estamos homogeneizando y para mí eso es angustioso. Una de mis mayores alegrías es pasar tiempo con gente diferente a mí».
En cuanto a las tareas, esta tribu mantiene la costumbre de asignar responsabilidades dependiendo del sexo. Los hombres están ocupados en la caza y las mujeres en la crianza de los niños, las tareas domésticas y de recoger frutas.
Aparte de los monos, también comen tucanes. Pero, las guacamayas (papagayos) no se tocan porque son mascotas y animales de compañía.
Pete dice que durante su visita fue muy bien recibido en el grupo y que espera que las culturas antiguas puedan ser salvadas. «Me aceptaron y todo lo que era de ellos era mío para compartir. Por desgracia, no podía corresponder y me quedé en una pequeña tienda en la que tuve que poner un pequeño candado, porque para un Huaorani, mis cables de computadora eran excelentes ataduras para un pecarí muerto (cerdo) pero para mí representaba poder trabajar o no», justificó Oxford.
Ciertamente los huaoranis no son los únicos, de hecho ellos mismos se dividen en varios grupos, algunos de ellos sí tienen relación con el mundo exterior y han sido evangelizados. Además de los huaoranis existen los Tagaeris, un grupo huaorani que en 1960 se adentró en la selva para evitar ser colonizado. Hay pocas evidencias actuales de su existencia.
Y por otra parte, están los taromenanes, indígenas considerados como un pueblo no contactado porque que nunca tuvieron contacto con el mundo exterior. De su existencia se conoció a partir de 1993. Se sabe que son altos, de piel blanca y ojos verdes o azules. Las mujeres tienen el cabello hasta la cintura, senos y caderas grandes. Se cree que provienen de Brasil y matan a todo extraño. Estos últimos han tenido varios altercados violentos con los huaoranis.
Según varias fuentes, se estima que existen alrededor de 70 grupos indígenas ocultos en la Amazonía latinoamericana, entre Colombia, Brasil, Ecuador, Perú y Bolivia. Pero claramente podrían ser más, pues como vimos, recientemente se descubrió una tribu de la que nadie sabía nada.