¿Te imaginas que separaran a tu familia y no saber qué pasó con ellos?
Algo así, pero mucho, mucho más trágico le paso a Miriam Szpiro, una sobreviviente del Holocausto Nazi durante la Segunda Guerra Mundial, quien gracias a unas fotografías por fin supo dónde estaba su hermano.
Miles de familias fueron separadas durante la guerra, y en algunos casos se reencontraron, pero en mayoría de veces no pasó así. Durante el Holocausto judío, asesinaron a más de 6 millones de judíos.
Ella nació en Alemania occidental, dentro de una familia judía, conformada por sus padres y dos hermanos (Edith y Otto). A pesar de su corta edad ella recuerda cuando llegaron los nazis y se llevaron a sus padres mientras que ella y sus hermanos se escondían debajo de la cama.
Durante la guerra se recogieron muchos niños huérfanos que fueron a dar en distintos orfanatos, muchos de ellos en otros países, y eso pasó con los hermanos Szpiro.
Miriam tenía cinco años cuando llegó a Inglaterra, junto a sus hermanos Otto y Edith. A ella la enviaron a Manchester y siempre tuvo la idea de que a Otto lo habían enviado a una casa de niños en Withington y creía que lo habían adoptado.
Cuando Miriam tenía siete años, la matrona del refugio donde estaba, le dijo que Otto había muerto, pero nunca comentó cómo o cuándo.
Años después descubrió que su madre desapareció y que su padre murió en un campo de concentración tres semanas antes de que los liberaran.
En 1955 Miriam emigró a Israel con Edith, pero su hermana murió en 1989, y ella seguía sin saber qué había sucedido con Otto.
Por más de 70 años continuó sin saber qué había pasado con él. Ahora con 81 años, sabe dónde murió y dónde fue enterrado.
Ya en su vejez, Miriam recibió unas fotos del Museo del Holocauso de Amsterdam (Holanda) en las que aparecía su hermano, Otto de 12 años y con ellas pudo completar su búsqueda.
Miriam recibió una carta de Lorna Kay de la Sociedad de Genealogía Judía, con la información que siempre buscó. Su hermano Otto murió a los 15 años en un colegio de muchachos al aire libre, a la intemperie, en Chigwell, y su tumba es la número 814 del cementerio de East Ham United (Inglaterra).
En compañía de sus dos hijas, Miriam llegó al cementerio judío, donde por fin pudo despedirse de su hermano y cerrar un ciclo.
«Tenía el deber de llorar por toda mi familia y cerrar el círculo».
Además se reencontró, después de 64 años, con Joey Flux, hijo de quienes la cuidaron durante su infancia en Manchester.
Aunque fue doloroso, ella declaró sentirse feliz al haber podido terminar con las incertidumbres.
«Alguna vez tuve una madre, un padre y dos hermanos. Hoy no me queda más que poder contar mi historia a futuras generaciones».