La presión arterial es una enfermedad que se le conoce como la asesina silenciosa, porque no presenta síntomas y es capaz de provocar infarto en los adultos mayores, sobre todo los que tienen 80 años o más.
Esta enfermedad también influye en que las personas sufran de un derrame cerebral, insuficiencia cardiaca o renal. Lo más preocupante es que aumenta cada año. Y muchas personas no tienen la más mínima sospecha de que la padecen.
En el mundo existen 1130 millones de personas con presión arterial alta
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo existen 1130 millones de personas con hipertensión. De igual modo, estiman que uno de cada cuatro hombres la padecen, mientras que una de cada cinco mujeres también la sufren.
La OMS la incluyó entre las enfermedades no transmisibles para las cuales diseñaron metas mundiales de reducción de la prevalencia hasta en un 25 %, para el año 2025. Hasta los momentos, no existe ningún tipo de cura sino un constante control. Es fácil de mantener bajo observación, ya que se expresa mediante dos cifras.
La primera es la tensión sistólica. Esta es representada por la presión que actúa en la sangre sobre los vasos cuando el corazón se contrae o late. La segunda es la tensión diastólica que se expresa cuando la presión es ejercida sobre los vasos y se mide cuando el corazón se relaja entre un latido y el siguiente.
En el caso de los adultos mayores de 80 años, los valores de la presión arterial sistólica menor son de 120 mmHG. La medición de esta se logra mediante los tensiómetros que expresan los valores en cuestión de segundos y así la persona sabrá si está en un rango alto o bajo.
Los valores se deben medir de manera regular en los adultos mayores
Estos valores se deben medir de manera regular en los adultos mayores porque al descuidarlos se incrementa el riesgo de infarto, ictus o muerte.
Además, las personas tendrían mayores probabilidades de padecer una peor función renal, de acuerdo con un equipo de investigadores americanos, quienes realizaron un estudio que fue publicado en el Journal of the American Geriatrics Society.
Por lo general, las personas mayores de 80 años suelen padecer otras enfermedades y los investigadores se dedicaron a estudiar qué les ocurriría si les reducen la presión arterial sistólica a menos de 130 mmHg.
Para ello, se dedicaron a analizar a mil 167 personas entre 84 y 90 años con una presión arterial sistólica basal de 142 mmHg.
En este grupo de muestra encontraron que la mayoría presentaba al menos tres problemas de salud crónicos. Y más de la mitad tomaba cerca de cinco medicamentos. Y el 37 % tenía antecedentes de enfermedad cardíaca.
A ellos le redujeron la presión arterial sistólica a menos de 120 mmHg y no aumentó el riesgo de caídas que conllevara a lesiones. Asimismo, el 28 % presentó menos probabilidad de desarrollar un deterioro cognitivo.