Normalmente en los aviones, al aterrizar un vuelo el personal se encuentra pequeños “recuerdos” como gomas de mascar, restos de maní y alguno que otro descuido. Esta vez fue algo más extraño: una tortuga.
En un vuelo doméstico en Australia, de la aerolínea Jetstar desde Melbourne hasta Hobart, a un pasajero al abrir el maletero del avión, le aterrizó en los pies, una pequeña tortuga.
El extraño suceso ocurrió cuando el avión llegó a su destino. Uno de los pasajeros, Patrick Kelly, se dirigió al maletero del avión para sacar su equipaje de mano, al abrir el compartimiento, una tortuga le cayó en los pies.
Según relata en ABC News: «Al principio pensé que era una tortuga de juguete y luego se movió en mis pies», comentó Kelly.
El personal de la tripulación consultó entre los pasajeros para saber si esta tortuga le pertenecía a alguno de ellos, pero nadie la reclamó como suya. Fue recogida por una azafata quien aseguró que la tortuga estaba en buen estado de salud.
«Parecía estar moviendo sus pequeñas patas bien y mueve la cabeza hacia dentro y hacia fuera», agregó Kelly. «Ciertamente no parecía demasiado llena de cicatrices por el vuelo».
La aerolínea Jetstar confirmó por correo electrónico que la tortuga era una cuello corto del río Murray del tamaño de una moneda de 50 céntimos australianos.
La tripulación del vuelo contactó a la institución Parques y Vida Silvestre de Tasmania y procedió a entregarla. A pesar de que esta tortuga cuello corto es muy frecuente que la gente la tenga como mascota, en el estado autraliano de Tasmania se considera una especie invasora.
Desde 2008 se consideran, en este estado, un riesgo para las otras especies y afectan también los ríos de la zona.
El Departamento de Industrias Primarias de Tasmania, parques, agua y medio ambiente, considera que el reporte del suceso y la entrega de la tortuga, fue un ejemplo de la eficacia de la participación de la comunidad en la defensa de bioseguridad del estado.
Tristemente, la tortuguita va a ser sacrificada, no tienen la capacidad de regresarla al estado de donde vino:
«Dado que no sabemos su origen o si padece alguna enfermedad, tampoco hemos podido devolver el animal a su propietario o al medio ambiente. Simplemente plantea un riesgo demasiado grande para los animales nativos«, explicó un vocero de la institución australiana.
Así que no sabemos si la tortuga era la mascota de alguien o simplemente se coló accidentalmente en el avión, lo cierto es que el infortunado viaje resultó en un desenlace triste para la pequeña.