¿Recuerdan a ese gato que se hizo famoso en las redes por su peculiar pose para descansar, contemplando la calle, recostado sobre una de sus patas como si fuera un brazo humano?
Incluso, de la imagen salió un meme que era editado con photoshop agregándole mensajes graciosos, botellas de alcohol, entre otros.
Pues este gato era originario de Estambul, y se llamaba Tombili (una palabra turca de uso frecuente para mascotas regordetas), era conocido por los residentes de Ziverbey, una parte del distrito de Kadıköy, por su actitud indiferente hacia las personas que querían jugar con él.
Lamentablemente, murió el pasado mes de Agosto por una extraña enfermedad que padeció durante un mes. Los habitantes de la zona solicitaron una estatua conmemorativa al municipio Kadıköy, a través de una petición de change.org que reunió 17.000 firmas y la difusión de volantes por el barrio, de luto por la pérdida de su gato, con el mensaje: » vivirás en nuestros corazones, la mascota de nuestra calle».
La estatua se realizaría para conmemorar oficialmente la contribución de Tombili a la vida pública. El escultor local Seval Şahin estuvo de acuerdo en hacer una escultura de bronce que recreara la actitud famosa del gato.
La estatua fue inaugurada el 4 de octubre, Día Mundial de los Animales. Cientos de personas vinieron a presentar sus respetos, dejando velas, comida para gatos y flores. El evento fue cubierto por la televisión turca.
En la ceremonia, el vicealcalde de Kadıköy, Başar Necipoğlu, agradeció a los amantes de los animales de la zona por hacer posible el monumento.
El amor de Estambul por los felinos está bien demostrado, la ciudad es el hogar de cientos de gatos callejeros que son bien atendidos por los locales. «Si se mata a un gato, se necesita construir una mezquita para obtener el perdón de Dios«, así dice un proverbio turco.
Se cree que dicho proverbio se originó a partir de un cuento popular sobre la mascota favorita del profeta Muhammad, un gato llamado Muezza. Según la leyenda, en lugar de perturbar al gato que dormía en la manga de su bata de oración, Muhammad utilizó unas tijeras para cortar la manga y dejar dormir al gato sin ser molestado.
En otra versión de la historia, Muezza salvó al profeta de una serpiente venenosa. Cuando él le acarició la espalda en señal de agradecimiento, los gatos ganaron su habilidad para caer siempre de pie.
Como quiera que sea, es admirable que una ciudad respete tanto a estas mascotas callejeras, al punto de honrar su memoria con una estatua. Sin olvidar lo adorable, tierno y gracioso que se veía este gato en su famosa pose.