3. Cuando tu amigo te pregunta si puede probarse tus lentes y te las regresa con huellas dactilares grasosas en el cristal
Una de esas situaciones que puede poner en riesgo la amistad más fuerte. Es algo bastante común pedirle a un amigo sus lentes para detallar qué tan ciegos están o notar si necesitamos lentes también, pero regresarlas con marcas de grasa provenientes de tus dedos es considerado una gran ofensa para estas personas.
4. Limpiando la casa entera en busca de tus lentes, para luego encontrarlas arriba de tu cabeza
Una de esas cosas que te hacen pensar que tus lentes tienen vida propia y les gusta jugarte este tipo de bromas. Como por arte de magia «desaparecen» misteriosamente y solo puedes sentirlos en tu cabeza cuando ya pusiste patas arriba la casa entera.