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2. Peter Kürten (El vampiro de Düsseldorf)
La pasión desenfrenada y el placer físico que sentía por beber la sangre de sus víctimas, le hicieron ser conocido como «El vampiro de Düsseldorf». Se le condenó a muerte por matar a puñaladas y martillazos a un total de nueve personas, llevando a cabo su ejecución el 2 de junio de 1931 en Alemania. Antes de su muerte intervino: “Dime,¿Después de que mi cabeza haya sido cortada, voy a seguir siendo capaz de escuchar, al menos por un momento, el sonido de mi propia sangre que brota del tronco de mi cuello? Eso sería un placer para poner fin a todos los placeres”. Aterrador en todo sentido.