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6. Hacerse las uñas
Es una ley universal: si te haces las uñas, automáticamente te comienza a picar todo el cuerpo y ¡NO TE PUEDES RASCAR! La desesperación es enorme, usas cuanto utensilio encuentres a la mano para no dañar el esmalte, pero de alguna manera siempre pasa. El periodo de secado del esmalte es el peor de la vida, y siempre te dañas por lo menos una uña. Igual, quieres ver tus manos divinas y por eso siempre vuelves a caer en la trampa.