Hacen las páginas web por las que navegamos a diario; crean videojuegos y las aplicaciones móviles que ayudan a pedir taxi, un domicilio o escuchar música; inventan soluciones de tecnología para que las empresas tengan su contabilidad al día o hagan posible que las bases de datos las aproximen con los clientes. Hacen mucho, pero son pocos.
Son los desarrolladores de software, maquetadores y programadores que dieron el paso de la Revolución Industrial a la de las tecnologías de la información (TI). Cada día más, las empresas buscan jóvenes en este campo, pero se ha hecho más y más difícil con el paso de los años, pese al auge de las aplicaciones, del software y su uso intensivo en la vida cotidiana.
“Hace 10 años me tomaba un mes encontrar a un programador, pero ahora, son unos cuatro meses”, contó Hans Christian Boehlke, líder de Aldeamo, una firma de soluciones para dispositivos móviles.
En 1994 tuvo su primera empresa para el desarrollo de páginas web, y en el 2004 comenzó con Aldeamo, que usa la mensajería de texto para que quienes no tienen plan de datos puedan usar, por ejemplo, la banca móvil, o consultar sus datos en el Sisbén, sin necesidad de plan de datos o internet, en países como Colombia, Emiratos Árabes y Kenia.
La percepción de Boehlke no se aleja de la realidad. Según el Ministerio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (Mintic), el déficit de profesionales TI es de entre 29.105 y 11.059 personas, con el agravante de que cada vez hay menos jóvenes dispuestos a estudiar esto. Si todo sigue así, el déficit será de 93.000 en el 2018.
Pero según el nivel académico, el fenómeno es más evidente: en los programas técnicos y tecnológicos hay un ligero crecimiento, pero en el nivel universitario sucede lo contrario: mientras que en el 2007 se formaron 6.112 jóvenes en el país, en el 2012 la cifra cayó a 5.763.
Este déficit humano no se compadece con el crecimiento del sector. Según la Dirección de Impuestos y Aduanas (Dian), el sector TI vendió 6,2 billones de pesos el año pasado. El 64 % de esa suma vino de las consultorías de informática y de administración de instalaciones informáticas, y del desarrollo de sistemas.
Este año la industria nacional ha exportado 9,3 billones, y los ingresos operacionales han aumentado exponencialmente: 17,1 % en el 2013 y 30,7 % en el 2014.
Como resultado, se estima que en Colombia hay unas 4.000 empresas de TI (incluidos los call centers). De ellas, 772 se dedican a desarrollar software y 330, a probarlos. Juntas, crearon una oferta de 70.318 puestos de trabajo en el 2015, y seguirá aumentando exponencialmente en los próximos años.
Pero no solo las empresas de software necesitan este tipo de perfiles. Empresas con páginas web o interés en tener desarrollos para contactar clientes y proveedores ya tienen este tipo de perfiles en la mira.
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Las razones
Son tan pocos expertos TI y tanta la oferta de empleo que el 98 por ciento de los egresados consigue empleo. Entonces, ¿por qué tan pocos interesados en preparase en esta área?
“Es un problema mundial. Pareciera que, con la proliferación de tabletas, celulares y computadores llenos de aplicaciones que cualquiera puede usar, pocos sienten que necesiten estudiar sistemas porque lo ven fácil de hacer. Subestiman el trabajo que hay detrás de cada una de esas herramientas”, explicó el ministro TIC, David Luna.
Pero para Manuel Dávila, decano de la Universidad Minuto de Dios y uno de los fundadores de la Red de Decanos de Ingeniería de Sistemas (Redis), hay un problema social.
“En Colombia, infortunadamente, hay una mirada de estratos, entonces los de menor estrato hacen los técnicos y tecnológicos de programación, pero los de mayor ingreso quieren mandar, entonces estudian administración o ingeniería industrial, pero no aprenden sobre programación”, explicó el experto.
Dávila dice además que el problema social llega incluso a las empresas, “que valoran más el dirigir y no el hacer, y esto incide en el nivel salarial. En Europa se valora el conocimiento del que sabe hacer, y es muy bien pago. Colombia debe ir en esa dirección”.
De otro lado, Luna cree que los medios de comunicación venden una imagen equivocada del sector. “Se populariza la imagen del nerd, que no se despega del computador. También se refuerza la imagen de que es una carrera solo para genios matemáticos y que no es para mujeres. Nada más lejano de la verdad”, agregó el Ministro. Como resultado, solo el 10 % de los egresados son mujeres.
Oferta académica
Ese sesgo afecta a las empresas. Según César Forero, experto en tecnologías de la información y cofundador de SectorTic.com, las empresas siguen exigiendo requisitos académicos que no se ajustan al conocimiento que necesitan.
“Prefieren contratar a alguien con un diploma universitario o tecnológico, pero pierden de vista a los que han hecho cursos cortos y certificaciones en lenguajes de programación como Php o Java y que les dan el conocimiento específico”, insistió.
De hecho, Boehlke afirmó que falta mejorar la calidad de los programas académicos. “Llegan muchas hojas de vida de egresados de ingeniería de sistemas, pero no saben programar. Entonces, a las empresas nos toca capacitar a los empleados. En mi empresa, esto nos toma 6 meses y 20 millones de pesos por persona”.
Manuel Dávila criticó además que los planes del Gobierno Nacional se han enfocado hacia la infraestructura, poner internet y computadores, pero “Colombia y sus dirigentes no entienden este tema y no han incentivado la industria que sea capaz de construir aplicaciones. Por eso somos consumidores, pero no productores”.
En ese sentido, el Mintic ha hecho esfuerzos, de la mano con el Ministerio de Educación, para promover la certificación de alta calidad, pues de los 418 programas TI de Colombia, solo 56 están certificados.
Incluso buscan crear un marco nacional de cualificación, para estandarizar los programas de las instituciones de educación superior. “Así rompemos las brechas sociales y educativas entre unas y otras instituciones”, aclaró Luna.
“Eso sí, hay que tener clara una cosa: en Colombia no hay falta de talento, hay jóvenes que se han destacado en maratones de programación. El problema del país es de cantidad”.