Donald Trump ha anunciado nuevas restricciones de viaje a los visitantes de Estados Unidos que ampliarán su polémico veto migratorio impuesto a ocho países.
La nueva proclamación, que entrará en vigencia el 18 de octubre, seguirá teniendo como objetivo a los viajeros procedentes de Somalia, Yemen, Siria, Libia e Irán, pero ahora también agregará a Corea del Norte, Chad y Venezuela a la lista de países seleccionados. Sudán ha sido retirado de la lista de naciones de la administración y los ciudadanos iraquíes serán sometidos a un «escrutinio adicional» pero no enfrentarán ninguna prohibición general.
Siete de los países enfrentan restricciones de gran alcance, que bloquean los viajes para la mayoría de los ciudadanos, mientras que los límites impuestos a Venezuela sólo se aplicarán a un grupo de funcionarios gubernamentales y sus familias.
«Como presidente, debo actuar para proteger la seguridad y los intereses de Estados Unidos y su pueblo», dijo la declaración de Trump. El presidente más tarde tuiteó: «Hacer seguro a Estados Unidos es mi prioridad número uno. No vamos a admitir a aquellos en nuestro país a quienes no podamos investigar«.
A diferencia de las prohibiciones de viaje anteriores de la administración, que fueron concebidas como medidas provisionales, ya que los funcionarios de seguridad nacional fueron instruidos para examinar los procedimientos de investigación, las nuevas restricciones no tienen límite de tiempo.
La proclamación marca el tercer movimiento de la administración para limitar el viaje a los Estados Unidos después de que Trump pidiera un «paro total y completo» de los musulmanes que ingresan a los Estados Unidos en la campaña electoral.
La primera prohibición, que se aplicó caóticamente en enero, apuntó a los refugiados y a siete países de mayoría musulmana y fue subsecuentemente abandonada por la administración luego de que una serie de cortes federales la bloquearon por violar la protección de la libertad religiosa de la constitución estadounidense.
El segundo decreto, publicado en marzo, apuntaba a seis de los mismos países. Se permitió que una versión limitada del veto entrara en vigor durante el verano, luego de un fallo temporal de la corte suprema.
Es probable que la nueva política arroje un gran obstáculo frente a la impugnación en marcha de la Suprema Corte sobre el segundo decreto de Trump. El tribunal más alto de la nación debía oír los argumentos en ese caso el 10 de octubre. Los dos grupos de retadores, un colectivo de estados democráticos y grupos de defensa legal de los inmigrantes, han argumentado que Trump ha superado su autoridad legal y ha atacado deliberadamente a los musulmanes.
Pero el decreto actualizado de Trump, que ahora incluye a países mayoritariamente no musulmanes, probablemente afectará los argumentos en el caso.
«Espero que la Suprema Corte busque información de las partes sobre cómo la nueva dirección afecta la apelación y las cuestiones legales específicas planteadas en la apelación», dijo Carl Tobias, profesor de derecho de la Universidad de Richmond, quien añadió que los procedimientos podrían ser retrasados como resultado.
Sin embargo, los partidarios aprovecharon el anuncio de Trump para llamar a una oposición legal continua al veto.
«El hecho de que la prohibición original fuera especialmente indignante no significa que debamos tolerar otra versión de las sanciones discriminativas del gobierno. Es absurdo y cruel vetar a nacionalidades enteras de personas que a menudo huyen de la misma violencia que el gobierno estadounidense desea mantener fuera», comentó Naureen Shah, director de campañas de Amnistía Internacional de Estados Unidos.
«Esta prohibición no debe permanecer en ninguna forma».
La administración afirmó que el decreto fue una política más específica que las iteraciones anteriores. Según la proclamación, el departamento de funcionarios de seguridad nacional llevó a cabo una revisión de las medidas de seguridad en casi 200 países, y encontró que las ocho naciones «siguen siendo deficientes … con respecto a sus capacidades de gestión de identidad e intercambio de información, protocolos y prácticas».
Como resultado, de acuerdo a la administración, estas naciones clasificaron para formar parte del veto migratorio. Los ciudadanos somalíes se enfrentan a una prohibición total de migración permanente a los Estados Unidos y serán sometidos a un «escrutinio adicional» para la obtención de visas de visitante. Sólo los iraníes con visas de intercambio de estudiantes podrán ingresar a los Estados Unidos, pero también tendrán que someterse a más investigaciones. Los libios también se enfrentan a una prohibición de migración permanente y visas comunes de negocios y turismo.
Aunque los norcoreanos se enfrentan a un bloqueo en todos los viajes, la tasa neta de migración del país es cero y los visados diplomáticos, para todos los países objetivo, están exentos de la prohibición.
La administración seguirá permitiendo a aquellos de los países objeto del veto migratorio solicitar una exención de las restricciones caso por caso.
Aunque el nuevo decreto provee estas prohibiciones específicas para cada país, efectivamente bloquea los viajes para la mayoría de los ciudadanos de las naciones objetivo, aparte de Venezuela.
«No nos dejemos engañar por los intentos de trucos y semántica de la administración, esta es la misma prohibición musulmana«, aseguró Johnathan Smith, director legal de Muslim Advocates, un grupo de defensa legal. «La administración está una vez más haciendo ajustes cosméticos a la prohibición musulmana con la esperanza de que pasará la más mínima definición posible de cualquier otra cosa; pero han vuelto a fallar».
Trump emitió la orden el domingo, ya que el límite temporal de 90 días sobre emisión de visados, impuesto por el veto anterior, debía expirar a la medianoche. Un congelamiento limitado de 120 días sobre la admisión de refugiados, también incluido en el veto anterior, se extenderá a finales de octubre.
La administración aún no ha indicado si planea tratar de extender la moratoria a los refugiados también, pero se enfrenta a la fecha límite del 1 de octubre para fijar el tope anual en las admisiones de refugiados.
Según un informe publicado en The New York Times, la Casa Blanca todavía tiene que decidir dónde fijar el tope. Mientras que el total se espera que sea muy inferior a los 110.000 refugiados que Barack Obama trató de admitir en su último año en el cargo, algunos en la administración, encabezados por el consejero conservador Stephen Miller han pedido una baja histórica.
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