Protestas estallaron en el norte de Colombia este jueves luego de varios reportes sobre una presunta «gira de violación» para depredadores sexuales extranjeros.
Una ex trabajadora sexual habló a la cadena de radio RCN sobre la existencia de fiestas sexuales en las afueras de la zona turística de Cartagena, que incluyó la violación en masa de niñas de entre 12 y 15 años.
«Reciben mucha marihuana; esto les da mucha hambre y sed, pero en lugar de comida solo obtienen agua enriquecida con un medicamento que se usa para estimular el apetito sexual de los animales. [Las chicas] no saben que el agua contiene esta sustancia. Cuando están fuera de control, comienza la persecución estilo safari». Comenta «Alma».
Indignación pública e inacción policial
La llamada «gira de violación» es el último presunto abuso de niñas por depredadores extranjeros que viajan a Colombia, y particularmente a ciudades como Cartagena y Medellín, para fines de turismo sexual infantil.
Tras la protesta, en la que los lugareños exigieron una «ciudad segura para los niños», el inspector general instó a la policía a «informar públicamente al público» y a «seguir adelante con la investigación».
Las autoridades locales han minimizado consistentemente la gravedad de lo que parece ser una creciente afluencia de pedófilos extranjeros que se aprovechan de la pobreza generalizada entre los niños.
El político local Andrés Betancourt había pedido al fiscal general Fernando Carrillo que interviniera.
«La gira tiene lugar en una granja en las afueras de la ciudad donde niñas de entre 12 y 15 años son cazadas por hombres (colombianos y extranjeros) quienes, una vez ‘capturadas’, las violan en grupos», dijo Betancourt.
Según la mujer en RCN, «muchas de estas chicas ni siquiera aparecen después«.
Cartagena se convierte en generador de entornos protectores; todos unidos para defender los derechos de las niñas, niños y adolescentes de nuestro país. #lamurallasoyyo pic.twitter.com/J9WZWcSJUp
— Fundación Renacer Colombia (@EcpatRenacer) March 16, 2018
Sector turístico harto
La marcha del jueves contó con la participación de ciudadanos preocupados y representantes del sector turístico local que hicieron un llamado a las autoridades para que actúen contra el turismo sexual y promuevan la seguridad de los niños.
Armados con pancartas que dicen «somos una ciudad turística protectora», los emprendedores dijeron que no permitirían «un niño más explotado».
Las organizaciones religiosas locales han estado instando a la ciudad a actuar contra el aumento del turismo sexual y la pedofilia, pero sin resultados.