El actor británico Robert Hardy, más conocido por interpretar al Ministro Cornelius Fudge en las películas del mago más famoso del mundo, y a Siegfried Farnon en la serie «All Creatures Great and Small«, ha muerto a sus 91 años.
La familia del actor anunció su fallecimiento en una declaración escrita el día de hoy: «Gruñón, elegante, brillante, y siempre noble, así será siempre recordado por todos los que lo conocían, lo amaban, y por todos los que disfrutaron de su trabajo«.
Aunque su papel en la película Harry Potter fue el que lo hizo famoso, la carrera de Hardy duró siete décadas en el teatro, la televisión y el cine. Desde joven, asistió a Magdalen College, Universidad de Oxford, y estudió con el novelista C.S. Lewis y el escritor J.R.R. Tolkien, antes de partir a servir en la Real Fuerza Aérea . Luego regresaría para terminar su grado.
Hardy comenzó su carrera como actor a los 20 años, uniéndose al Shakespeare Memorial Theatre en 1949. Unos años más tarde pasó a la televisión. En 1978, interpretaría el papel que se convertiría en uno de los más aclamados, en el drama de la BBC «All Creatures Great and Small«. Mientras tanto, él también se encontraba levantando una carrera en el cine, comenzando con su debut cinematográfico en 1958 «Torpedo Run».
En 1981, Hardy asumió lo que se convertiría en otro de sus papeles más importantes: el de Winston Churchill en la miniserie «Winston Churchill: The Wilderness Years».
Sin embargo, las generaciones más jóvenes probablemente lo reconocen como Cornelius Fudge. Hardy retrató al ignorante e ineficaz Ministro de Magia en cuatro películas, comenzando con la película «La Cámara de los Secretos» en el 2002 y más tarde «La Orden del Fénix» en el 2007.
El sitio web Pottermore desarrollado por TH_NK y Sony escribió lo siguiente:
«Hardy sabía interpretar a los líderes; sabía hacerlos autoritarios como vulnerables. Tenia el balance de todo. Articula la deshonestidad del ministro Fudge de una forma minuciosa, la forma en que deja salir la terquedad y la hostilidad, la forma en que sus voces crepitan bajo presión y miedo es única. Hardy tomó a un político ampliamente antipático y le dio humanidad y profundidad.»