¿Serán los extraterrestres?
Extrañas ondas de radio parecen provenir de una pequeña estrella roja a unos 11 años luz de la Tierra, pero los astrónomos no están exactamente seguros de qué las está causando.
Las señales fueron capturadas en mayo por científicos del Observatorio de Arecibo en Puerto Rico. Los astrónomos observaban a las “enanas rojas”, estrellas pequeñas y frías que suelen ser casi la mitad de la masa de nuestro Sol, cuando recogieron unas ondas de radio únicas procedentes de una parte del cielo en la que se encuentra una estrella llamada Ross 128.
Las señales pulsantes parecían venir del espacio profundo, posiblemente de la “enana roja”. Pero los patrones de onda no coinciden con nada que los astrónomos esperan de la estrella, dejándolos atónitos en cuanto a los orígenes de la señal. «Las señales de radio de llamaradas solares son, por lo general, a frecuencias mucho más bajas que ésta«, señala Méndez.
Eso es confuso, porque no hay una explicación infalible para la fuente. Es posible que la señal sea causada por las llamaradas solares de Ross 128, ya que es una estrella muy activa que se ilumina con frecuencia.
Sin embargo, como se dijo, las señales de radio de llamaradas solares, son por lo general a frecuencias mucho más bajas que las detectadas por Arecibo. Las ondas podrían provenir de algo más en el espacio profundo dentro del campo de visión de Ross 128.
Pero no hay nada cerca. «Así que ahora mismo no tenemos una teoría para explicar cómo esta estrella podría hacer esto», dice Méndez.
Méndez y su equipo no descartan una fuente local, sin embargo. Inusualmente, en este caso, no pueden decir cuál es el origen, si es Tierra o espacio. La señal extraña podría ser interferencia cercana de radio, pero las ondas de radio locales suelen tener patrones fácilmente identificables.
Es posible que la señal provenga de un satélite que está en órbita alrededor de la Tierra, pero eso todavía sería raro porque ningún satélite ha producido señales como ésta antes, según Méndez. «La interferencia puede rebotar entre las montañas y los edificios y causar cosas extrañas», dice. «Nunca como esto, sin embargo».
Aún así, Méndez y su equipo están bastante seguros de que estas ondas vienen del espacio profundo dada la estructura de la señal. Cada onda de radio tiene su propia frecuencia, es decir, cuánto mueve la onda hacia arriba y hacia abajo en un período de tiempo dado.
Normalmente, las señales de comunicaciones de la Tierra se establecen en una sola frecuencia. Para encontrar su emisora de radio favorita, por ejemplo, tiene que sintonizar su radio a la frecuencia correcta en la que emite la emisora.
Pero la señal de Ross 128 contiene ondas de muchas frecuencias diferentes y estas ondas llegaron a tiempos diferentes aquí en la Tierra.
Esa es una pista que indica que la señal viajó mucho tiempo a través del espacio. Una onda de radio que viaja en su camino a la Tierra se encontrará con pequeñas partículas en el espacio interestelar, lo que hace que las frecuencias más bajas se vuelvan más lentas y lleguen más tarde que las frecuencias más altas.
Es un efecto conocido como dispersión y se vuelve más pronunciado cuanto más tiempo una señal ha estado viajando a través del espacio. La señal Ross 128 también mostró este tipo de dispersión. Ciertas cosas – las llamaradas solares, por ejemplo – tienen las firmas que los científicos saben esperar, pero la señal de Ross 128 no es como cualquier llamarada solar anterior.
Podría ser un tipo totalmente nuevo de llamarada solar nunca antes visto. Por supuesto, siempre existe la tentadora opción de los alienígenas, pero Méndez señala que la teoría de los extraterrestres está «en el fondo de muchas otras mejores explicaciones«.
La buena noticia es que podemos tener parte de este misterio resuelto pronto. El domingo, Méndez y su equipo en Arecibo tuvieron la oportunidad de observar de nuevo a la estrella, dos meses después de que se detectaran las primeras señales.
Ellos estarán investigando esos nuevos datos esta semana y esperan tener detalles este fin de semana o a principios de la próxima semana. Son optimistas y los datos que recibieron les ayudarán a analizar de dónde viene la señal.
Una vez que lo descubran, entonces pueden comenzar a trabajar explicando la causa de las ondas. «Estamos apurando esto porque queremos saber», dice Méndez.