Los animales que viven cerca de la actividad humana se están volviendo nocturnos solo para evitarnos, y las implicaciones para los ecosistemas en todo el mundo podrían ser enormes.
Un equipo de investigadores realizó un metaanálisis que incluyó datos sobre 62 especies en seis continentes y encontró una tendencia abrumadora: para evitar el encuentro con humanos, los animales se vuelven nocturnos a expensas de sus horarios biológicamente predeterminados.
Lauren Geslin
De las especies estudiadas que típicamente dividen su actividad en partes iguales entre el día y la noche, más del 80 por ciento de aquellas que viven cerca de los humanos aumentaron su actividad nocturna. Los nuevos resultados fueron publicados en la revista Science esta semana.
«Las pérdidas catastróficas en poblaciones y hábitats de vida silvestre como resultado de la actividad humana están bien documentadas, pero las maneras más sutiles en las que afectamos el comportamiento animal son más difíciles de detectar y cuantificar«, dijo en un comunicado la autora principal del estudio, Kaitlyn Gaynor.
Lauren Geslin
En lugar de pasar sus días haciendo tareas relevantes para su supervivencia, como buscar comida o cazar, estos animales están durmiendo.
Al forzar su día entero a caber en la noche, estas especies diurnas están restringiendo sus dietas, exponiéndose a nuevos depredadores y disminuyendo su capacidad de cazar.
Y aunque este cambio puede esperarse en lugares donde los humanos están cazando estas criaturas, se encuentra una mayor actividad nocturna sin importar lo que hagan los humanos cercanos.
El análisis encontró evidencia de que los animales alteran sus rutinas diarias incluso cuando los humanos están haciendo algo aparentemente no amenazante, como ir de excursión, cerca de ellos.
No es raro que los animales cambien las cosas para poder evitar peligros potenciales, pero debido a que los humanos están muy extendidos, puede haber implicaciones para la supervivencia a largo plazo de estas especies debido a sus ciclos cambiantes.
«Los patrones de actividad animal reflejan millones de años de adaptación; es difícil creer que simplemente podemos presionar la naturaleza hacia la mitad oscura de cada día y esperar que funcione y prospere», afirmó el coautor Justin Brashares en un comunicado.
Pero no todas son malas noticias. Los animales que son capaces de adaptarse a la presencia humana probablemente tengan resuelta la coexistencia, al menos hasta cierto punto.
Lauren Geslin
De hecho, incluso es posible que estos animales nos estén utilizando de alguna manera.
«Algunos animales pueden elegir asociarse más estrechamente con los humanos para evitar depredadores que son más sensibles a la presencia humana», explicó por correo electrónico Clinton Epps, un investigador de la vida silvestre de la Universidad Estatal de Oregon que no tuvo ningún papel en el estudio. «Este patrón se conoce como blindaje humano«.
Entonces, aunque estos nuevos hallazgos son pioneros, no son exhaustivos.
«Este estudio no pretende abordar cada complejidad, sino más bien identificar patrones amplios en las respuestas de los animales a las actividades humanas», agregó Epps.
Pero la investigación plantea muchas preguntas que serán importantes para futuros experimentos.
Por ejemplo, ¿cuándo ocurrió el cambio a la nocturnidad? ¿Qué especies son las más impactadas negativamente? ¿Qué especies se benefician más con este movimiento? La respuesta a la coexistencia perfecta entre humanos y animales podría estar dentro de estos resultados futuros.