Investigadores gubernamentales y académicos continúan verificando reportes de Cuba que indican que, comenzando en 2016 y hasta 2017, diplomáticos y turistas estadounidenses y canadienses pueden haber sido sometidos a un «arma sónica», dañando su audición, causando náuseas, problemas del habla y potencialmente incluso lesiones cerebrales moderadas.
Los profesores de ingeniería eléctrica y ciencias de la computación Wenyuan Xu de la Universidad de Zhejiang y Kevin Fu de la Universidad de Michigan explican su investigación, que sugiere un escenario más probable de ingeniería descuidada y lo que las frecuencias de ultrasonido (que pueden usarse para transmitir información recopilada por dispositivos de escucha) que viajan por el aire pueden y no pueden hacer.
¿Para qué sirve el ultrasonido?
El uso más conocido para el ultrasonido (ondas de sonido de alta frecuencia que los oídos humanos no pueden oír) es como un dispositivo médico utilizado para examinar al feto durante el embarazo. Pero hay muchos otros usos.
Muchas oficinas tienen sensores de ocupación que usan ultrasonido para detectar movimiento y mantener las luces encendidas cuando alguien está en un espacio, y apagadas cuando no hay nadie cerca. Estos sensores funcionan a frecuencias tales como 32 kilohertz, muy por encima de lo que el oído humano puede escuchar, que es un rango de 20 hertz a 20 kilohertz.
Otros productos usan ultrasonido para dirigir un sonido en una dirección específica, por ejemplo, permitiendo que un museo reproduzca una grabación a los visitantes en el área de una exhibición sin molestar a los que están cerca. Los repelentes electrónicos de plagas usan ultrasonido para mantener a roedores o insectos a raya.
Un producto similar puede usarse incluso para dispersar concentraciones de adolescentes; el envejecimiento tiende a reducir la capacidad de las personas de escuchar sonidos de mayor frecuencia, por lo que un generador de ruido puede molestar a los jóvenes sin que los adultos lo noten. (Esto también ha permitido a los adolescentes crear tonos de teléfonos inteligentes que sus mayores no pueden escuchar).
¿Qué puede salir mal con el ultrasonido?
El ultrasonido aerotransportado no es inherentemente malo; pero las cosas pueden salir mal. Un ex-colega de Kevin solía escuchar sonidos extraños de su audífono cuando estaba en habitaciones con sensores de ocupación, probablemente porque los componentes electrónicos del audífono convertían el ultrasonido en sonidos audibles. Estos ruidos eran molestos, pero no dañinos. Un problema similar corrompió una de las investigaciones de los estudiantes de estos investigadores, realizada en una habitación que, sin su conocimiento, tenía un sensor de ocupación de habitación ultrasónico en el techo.
Tanto el ultrasonido como el sonido audible por el hombre también pueden afectar la electrónica. Por ejemplo, uno de estos investigadores ha llevado a cabo investigaciones en las que señales ultrasónicas cuidadosamente diseñadas activan secretamente sistemas de control de voz, incluso desbloquean un iPhone con un comando «Hey Siri» silencioso y le dicen que haga una llamada por FaceTime.
El sonido también puede afectar el mundo físico, como cuando un cantante rompe una copa de vino. Chips de detección mecánica microeléctricos, como los acelerómetros que se usan en los sistemas de bolsas de aire para automóviles y teléfonos inteligentes, y los giroscopios en drones, son susceptibles a la misma interferencia. Esos sistemas pueden ser atacados con sonido, haciendo chocar un dron en pleno vuelo o engañando a un teléfono inteligente acerca de si se está moviendo.
¿Las personas deberían preocuparse por el ultrasonido causando daños corporales?
Es bien sabido que los sonidos que son demasiado fuertes pueden dañar los oídos de las personas y su audición. Sin embargo, hay poca evidencia de que el ultrasonido cause daño corporal sin contacto físico directo prolongado a alta intensidad. Si te sometes accidentalmente a ultrasonidos extremadamente intensos (como cuando se sujeta un soldador de arco ultrasónico), puedes experimentar una molestia como dolor de cabeza o pérdida temporal del equilibrio.
Los académicos difieren sobre los niveles seguros de ultrasonido aerotransportado. La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos advierte de posibles riesgos para la salud a causa de subproductos subarmónicos audibles de ultrasonido, más que por el ultrasonido en sí.
Muchos animales pueden escuchar frecuencias más altas que los humanos. Los perros pueden escuchar silbidos agudos, por ejemplo. ¡Un estudiante notó que sus tortugas mascotas comenzaban a bailar rítmicamente cuando realizaba experimentos de ultrasonido!
¿Qué pudo haber pasado en Cuba?
A principios de 2017, diplomáticos estadounidenses en Cuba informaron haber oído extraños sonidos metálicos y sufrido pérdida de la audición y otros daños neurológicos. Reportes posteriores de efectos similares vinieron de diplomáticos y turistas canadienses tanto de Canadá como de Estados Unidos.
Las posibles explicaciones han variado: algunos han alegado que Cuba usó un arma sónica desconocida, mientras que otros han culpado a la «histeria colectiva».
La investigación ofrece una nueva explicación que otros no habían considerado anteriormente: la verdadera causa podría haber sido algún equipo que intentaba escuchar las conversaciones de diplomáticos y visitantes.
Pudieron usar tonos ultrasónicos para crear sonidos como los que se describieron y grabaron en Cuba, puedes escuchar la grabación en el video de abajo. Ningún tono ultrasónico haría esto, pero al igual que con los tonos de combinación musical, la combinación de más de uno puede crear sonidos audibles de subproductos, incluso por accidente.
Además, los investigadores crearon un dispositivo de escucha a modo de prueba de concepto que grabaría conversaciones audibles y transmitiría las grabaciones a un equipo de vigilancia cercano a través de un enlace ultrasónico inaudible. Cuando colocaron un segundo dispositivo ultrasónico inaudible en el área, pudieron crear interferencia, técnicamente llamada «distorsión de intermodulación», entre las dos señales que emitían sonidos similares a los que se registraban en Cuba. Incluso pudieron controlar el volumen de los sonidos audibles al variar la intensidad de las señales ultrasónicas.
Sin evidencia adicional, la investigación no identifica lo que realmente sucedió en Cuba, pero proporciona una explicación plausible de lo que podría haber sucedido, incluso si los espías no trataban de dañar a las personas.