Los perros son nuestros mejores amigos, aunque a veces les cueste un poco aguantar nuestras locuras. Aunque no lo creas, hay algunas cositas que a ellos no les gusta que les hagamos. Pero por supuesto, no nos los hacen saber porque no hablan. Pero si hablaran…
Aquí les traemos varias de las cosas que nosotros hacemos, que tal vez hagan que nuestras mascotas se pregunten si de verdad pueden seguir con esta loca amistad.
1. Usar palabras más que lenguaje corporal
Aunque nos ENCANTE hablarle a nuestras mascotas, ellos en realidad no entienden casi nada de lo que les decimos. Los perros pueden conocer muchísimas palabras como «ven, baja, sube, afuera, atrapa, etc», pero la verdad es que no entienden el lenguaje humano por lo que se basan es en el lenguaje corporal y en ocasiones pueden entender algo muy diferente si lo que dice tu voz no concuerda con lo que dice tu cuerpo.
2. Abrazarlo
A los humanos nos encanta abrazar y a veces es inevitable contenernos ante una bola de pelo o un pelaje super suave a quien solo queremos darle mucho amor y cariño. Pero los perros no abrazan ni tienen dos brazos para hacerlo y lo que ellos sienten cuando los abrazas es más bien un acto de dominio. Aunque muchos lo puedan tolerar y tomarlo amablemente, otros pueden sentirse amenazados. Es probable también que el mismo perro tome un abrazo de manera diferente cuando lo recibe por parte de otra persona de la familia.
3. Acariciar su cara
Que te den golpecitos en la cabeza es molesto hasta para nosotros los humanos, sin importar lo «cariñoso» que quieran ser. Tampoco nos agradaría mucho si la mano de un extraño llegue a tu cara. Seguramente tu instinto te hará echarte para atrás y eso es exactamente cuando acercamos la mano hacia la cara de un perro. Algunos lo aceptarán por ser el amo quien los toca pero no quiere decir que en verdad lo estén disfrutando.
4. Pasar al lado de un perro extraño mirándolo directamente a los ojos
Una mirada puede ser muy poderosa. Cuando nos miran a los ojos podemos sentirnos muy intimidados o también, podemos percibir una dulzura. La mirada es parte del dominio para muchas mascotas y aunque estés sonriéndole al perro que ves pasar, él puede percibir esa mirada como dominante o incluso agresiva. Acercarte de esta manera a un perro que no conoces no es la mejor opción y menos si vas de frente e inclinándote directo hacia él.
5. No establecer reglas
Los perros necesitan y aman las reglas. Aunque creas que les estás haciendo pasar una vida muy aburrida, a ellos les gusta saber qué está bien y qué está mal para su amo. Es más o menos cuando dejas a un niño libre de reglas y te das cuenta de que les va mucho mejor cuando tienen normas claras. Sin embargo, debes tomar en cuenta que los perros no entienden las excepciones a las reglas. No van a entender que está mal saltarte encima cuando llevas ropa de trabajo pero está bien cuando llevas ropa de ocio.
6. Obligar a tu perro a interactuar con otros perros o personas a quienes es evidente que no les gusta
Los perros también tienen sus mejores amigos y enemigos. demuestran claramente cuando no les gusta estar cerca de ciertas personas y aún así muchos dueños intentar forzarlos a estar cerca de otros perros o personas en un parque por ejemplo. Y más comúnmente, dejan que las personas los acaricien cuando el perro claramente no quiere ser tocado. Lo mejor es tomar las cosas con calma sin necesidad de obligar al perro a hacer cosas que no quiere. Cuando se sienta cómodo demostrará aprecio hacia otras personas y mascotas.
7. Ir a caminar sin la libertad de explorar y oler
Al caminar, es muy importante que el perro aprenda a pasear debidamente con una correa sin que pase todo el camino queriendo escaparse. Pero también es importante dejarlo explorar los alrededores mientras camina con la correa. La nariz de los perros son como los ojos del hombre y por eso es tan importante para ellos oler todo. Digamos que si no dejas que el perro explore con su pequeña nariz, es como si te pusieran una venda en los ojos. Así que cuando vayan a pasear regálale un tiempo para que él también disfrute del paseo.
8. Tener una cuerda muy tensa
Cuando enseñamos a nuestro perro a caminar correctamente con la cuerda, lo hacemos a través de nuestro lenguaje corporal y la manera en que llevamos a nuestro acompañante. Sin embargo, llevar una cuerda muy tensa no es la mejor decisión. El perro está muy emocionado por el paseo y tensar la cuerda le hará frustrarse y emocionarse aún más. La manera en que sujetas la cuerda es la forma en que le comunicas a tu perro que todo está bien o que estás tenso y él se pondrá más alerta. Busca que tu paseo sea relajante para ambos.
9. Estar tenso
Y esta vez no me refiero a la tensión de la cuerda sino a cómo te estás sintiendo. Los perros perciben mucho las emociones y el estado de ánimo en el que te encuentres. Si estás estresado, eso hará que tu perro también se estrese. Así que si ves que tu mascota se nota muy frustrada tal vez deberías chequearte a ti mismo unos minutos y preguntarte si no estará así por ti. Una buena opción para desestresarte es animar a tu perrito porque de seguro él te animará a ti.
10. Ser aburrido
¿Recuerdas aquellos tiempos en los que no podían dejarte solo en casa y tenías que ir con tu mamá a hacer diligencias aburridas? Te sentías desesperado y frustrado porque estabas demasiado aburrido y no podías hacer nada. Así se siente tu perro cuando llegas a la casa y comienzas a hacer deberes o te sientas en el sofá a ver televisión.
Si ves que comienza a meterse en el armario o a morder zapatos simplemente de está mostrando lo aburrido que está. Pero sabemos lo difícil que es tener que entretener a tu perro cuando llegas cansado del trabajo. No necesariamente debes ir a trotar con él, puedes jugar al entrenamiento y hacer una ronda de trucos o enseñarle alguno nuevo. Te lo agradecerá.
11. Molestarlos
Este es un poco obvio. A los perros les molesta que les ladres cuando los ves pasar por la calle, que le hables a un perro cuando te está ladrando detrás de una ventana, que les hales la cola, y muchas otras cosas. Pueden parecerte graciosos pero no lo hagas cuando sabes que le molestan.